jueves, 10 de noviembre de 2011

¡La tortilla de patata!

 

Como ya he comentado en otras entradas, hay una clase del colegio, la clase de Mario, que me está ayudando muchísimo a conocer toda la gastronomía siciliana, con platos y postres que me llevan todos los jueves los niños hechos por su familia. ¿se puede pedir más?. 

Es por ello, que hoy me he propuesto enseñarles algo típico español y que ellos disfrutasen al igual que yo, de comer un plato de otro país. El resultado: ha sido maravilloso.

Tengo que decir, que la clase es tan simpática que cualquier actividad que realices con ellos te vas a sentir muy gratificada porque solo tienen palabras de alago hacia ti y hacía todo lo que haces. Es así, que hoy nada más entrar en su clase, aparte de los gritos de felicidad por mi llegada, me han empezado a decir palabras en español como eran: hola, adios, cómo estás, etc y todo ello, gracias al gran profesor que tienen que tanto me está ayudando a integrarme en esta escuela y a su gran interés, porque estos niños aprovechen mi presencia para aprender muchas cosas de otro país. Creo que están teniendo mucha suerte por tenerlo como tutor y de aprovechar que estoy yo en el centro porque no todos los días se tiene una persona en la escuela de otro país y que pueda hablar de su experiencia personal dentro y fuera, en mi caso, de España.

Tengo que decir, no es por echarme flores, pero las dos tortillas que hice estaban buenísimas y mira que no soy una gran experta en hacerlas...vamos ninguna porque no soy una gran aficionada a comerla pero ayer, gracias a dos amigos italianos que me ayudaron a hacerla, el resultado fue delicioso. Tanto ha sido así, que ya me están pidiendo que vuelva a llevar y los trozos que sobraron tuvimos un gran debate por decidir a quién le iba a tocar...fue tal el caos, que Mario (el profesor) y yo, decidimos ir a la sala de profesores y ofrecer a los profesores que estuvieran por allí y evitar las reparticiones a los alumnos porque no había para todos y todos querían repetir. Así que, ya os podéis imaginar la alegría que tenían los profesores que me habían visto toda la mañana llevando de un lado para otro las tortillas y dejando el olor por donde iba, el que ellos también las pudieran probar.

La verdad que ha sido una experiencia maravillosa tanto por mi parte como por la de ellos que tengo la sensación que se va a volver a repetir muchas veces porque cada día me sorprenden más esta clase y el colegio. 



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