Después de una gran noche de bailes y música de todo el mundo, nos levantamos y nos fuimos directos a bañarnos al mar porque el día era precioso y seguíamos sin ver la amenaza de lluvia que tanto nos comentaron. Aunque parezca mentira y estemos en noviembre ¡el agua estaba buenísima!. Ya con este maravilloso baño mañanero nos preparamos para comenzar nuestra jornada que no iba a ser para nada suave.
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Vistas desde el camping y zona de baño |
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Pinar donde dormíamos |
Como decía, de allí nos fuimos a desayunar un increible té que nos hizo Bito de una especie de planta que no conocía pero que me gustó mucho y de ahí, nos preparamos para conocer la isla. Antes de todo ello, descubrimos desayunando un pueblo abandonado al lado de nuestro camping que me llamó mucho la atención porque nos contaron que antiguamente, era de la familia más rica de Trapani pero empezaron a tener problemas con la mafia y tal...y desapareció por completo y como no, todas sus propiedades quedaron totalmente abandonadas.
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Antigua iglesia |
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Levanzo |
De allí, empezamos a analizar la isla y a darnos cuenta que no era muy grande, así que nos propusimos rodearla toda y conocer todo lo posible de ella. Y así fue, empezamos por el pueblo pesquero de Levanzo que el día antes no habíamos podido conocer nada porque llegamos bastante tarde y que me encantó. Un pueblo muy mágico que me recordó muchísimo a fotos que había visto de las islas griegas...si ya es espectacular ahora, no me quiero ni imaginar en primavera, verano con todo el colorido de los árboles, flores, etc
Desde el pueblo, fuimos rodeando toda la isla por la zona rocosa que ahí al lado del mar, haciendo el camino más emocionante y sobre todo, lo hicimos así porque no había ningún camino oficial que rodease toda la isla. Tiene rutas muy pequeñas que no rodean ni la mitad de la isla, dejando lugares maravillosos que nosotros pudimos encontrar por hacer esta ruta. Eso sí, tengo que decir que llegó un momento que tanto bajar y subir piedras...nos llegamos a cansar un poco porqe teníamos los tobillos reventados de tanto cambio de alturas. Así estuvimos unas 5 horas caminando hasta que nos empezamos a dar cuenta que la isla no era tan pequeña cmo pensábanos y se nos estaba haciedo tarde y no habíamos hecho ni la mitad...así que nada, empezamos a meternos por un camino y encontramos una cueva alucinante. La famosa cueva de genovese puesto que se enceuntran pinturas rupestres muy bien conservadas, asi que os podéis imaginar la alegria que nos dio encontrar esa belleza y disfrutarla. Y ya de allí, nos fuimos dirección a las tiendas porque se nos iba a hacer de noche y no teníamos luz para llegar a nuestro querido hogar.
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Isla Marettimo |
Ya por la noche, otro platito de pasta, patata y cebolla al fuego y otra noche de canto. No se puede pedir más.
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